sábado, 5 de abril de 2014

En Movimiento

  La Producción cinematográfica de Pablo Trapero puede tener muchas aristas dependiendo de la época en que se sitúe. No es lo mismo mirar y analizar lo que fue en sus comienzos el cortometraje “Negocios” y su continuación con el largo “Mundo Grúa”,  que la diferencia penetrante y característica que marcaron sus trabajos posteriores como  “El bonaerense”, “Leonera” y la reciente “Carancho”. Abstraerse a sus inicios y dejar de lado sus últimas producciones que definieron su estilo en la realización audiovisual, puede resultar poco familiar para aquellos que creen conocer el apellido Trapero en el mundo del cine, que sin duda, ha marcado un antes y después en la gran pantalla nacional y  hoy se lo caracteriza como un ícono del Nuevo Cine Independiente Argentino.  Pero no obstante, aquel director principiante de “Mundo Grúa”  que desconcierta  cuando se realiza una comparación con sus  últimas producciones, vuelve a aparecer como entre el olvido y demuestra  en la actualidad que todavía se pueden utilizar aquellos primeros  recursos que lo infiltraron en la cinematografía y llegar a descubrir algunos otros en medio de una búsqueda hacia lo desconocido. Ni más, ni menos, el cortometraje “Nómade”, realizado en el marco de “25 miradas , 200 minutos”  representa un nuevo viaje con algunos retornos y vuelve a sorprender en  un momento que Pablo Trapero solo se pensaba con escenas de violencia, sexo, e imágenes populares mientras se escuchaba de fondo cumbia, cumbia y más cumbia.
  “Mundo Grúa” y “Nómade” son producciones audiovisuales que vuelven a redefinir el escenario de Pablo Trapero como director, aunque el resto de sus trabajos también sean comprometidos profundamente con las problemáticas sociales. Pero particularmente, estas dos elaboraciones  vuelven a transmitir la eficacia de la utilización de pocos recursos y el sentimiento en carne propia de los actores que desempeñan los roles que corresponden a su vida cotidiana. 
  “Mundo Grúa” un largometraje en blanco y negro realizado mediante un capital aproximado de cinco mil pesos en co-producción con Lita Stantic, y  la participación de algunos actores,  en su mayoría personas sin experiencia  que venían de trabajos como “Negocios”, un corto de 17 minutos realizado entre fines de 1994 y principios de 1995, donde se puede encontrar con picardía al padre de Trapero, “Martín” el dueño del negocio y  a un cliente amigo como  Luis Margani – “Rulo”- que en “Mundo Grúa” continuaría la historia del trabajador inmerso en un contexto social desestabilizado por una política gubernamental neoliberal, transmitiendo la mala suerte y el sálvese quien pueda en el mercado laboral. 
  Y “Nómade” un cortometraje realizado especialmente para los festejos del Bicentenario argentino, a través de la Secretaria de Cultura de la Nación junto a la Universidad Nacional Tres de Febrero y la colaboración de la Asociación Argentina de Actores, el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina y la Sociedad Argentina de Autores y Compositores, que vuelve a representar  el contexto desfavorecido, en esta ocasión de una deuda todavía no saldada a los pueblos originarios, especialmente a la comunidad Toba representada por “Tonolec”, sorprendiendo continuamente mediante una crítica a la sociedad actual con total libertad y originalidad por sobre todas las cosas, utilizando una especie de making off para volver a transmitir la similitud entre el pasado/presente y la ficción/realidad.
  Trapero logra moverse a través de una grúa y en el camino de tierra, puede hipnotizar y trasladar al contexto de la problemática y así también profundizar y transmitir la soledad, el malestar, la diferencia, la miseria y quizás la impotencia de no poder hacer más.  Un Tonolec caminando solo, transmitiendo lo precario de su comunidad, la ignorancia social en relación a la cultura nativa y un fondo… sin música, solo el silencio. Un Rulo sin un peso en el bolsillo, con problemas de salud, dificultades en el trabajo, rechazado y humillado por la ART, trasladado a 2000 Km de distancia para poder sobrevivir con un trabajo y el recuerdo de su gloria como bajista de una banda recordada, mientras de fondo los amigos cantan “No, no Pibe” un tema emblemático de Manal y el rock nacional de fines de los 60.
En estas producciones Pablo Trapero asombra y de una manera muy práctica con las herramientas al alcance. Solo se trata de contar historias simples, de un modo simple y con personajes creíbles.

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