
“Mundo Grúa” y “Nómade” son producciones
audiovisuales que vuelven a redefinir el escenario de Pablo Trapero como
director, aunque el resto de sus trabajos también sean comprometidos
profundamente con las problemáticas sociales. Pero particularmente, estas dos elaboraciones
vuelven a transmitir la eficacia de la
utilización de pocos recursos y el sentimiento en carne propia de los actores
que desempeñan los roles que corresponden a su vida cotidiana.
“Mundo Grúa” un largometraje en blanco y negro realizado mediante un capital aproximado de cinco mil pesos en co-producción con Lita Stantic, y la participación de algunos actores, en su mayoría personas sin experiencia que venían de trabajos como “Negocios”, un corto de 17 minutos realizado entre fines de 1994 y principios de 1995, donde se puede encontrar con picardía al padre de Trapero, “Martín” el dueño del negocio y a un cliente amigo como Luis Margani – “Rulo”- que en “Mundo Grúa” continuaría la historia del trabajador inmerso en un contexto social desestabilizado por una política gubernamental neoliberal, transmitiendo la mala suerte y el sálvese quien pueda en el mercado laboral.
Y “Nómade” un cortometraje realizado especialmente para los festejos del Bicentenario argentino, a través de la Secretaria de Cultura de la Nación junto a la Universidad Nacional Tres de Febrero y la colaboración de la Asociación Argentina de Actores, el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina y la Sociedad Argentina de Autores y Compositores, que vuelve a representar el contexto desfavorecido, en esta ocasión de una deuda todavía no saldada a los pueblos originarios, especialmente a la comunidad Toba representada por “Tonolec”, sorprendiendo continuamente mediante una crítica a la sociedad actual con total libertad y originalidad por sobre todas las cosas, utilizando una especie de making off para volver a transmitir la similitud entre el pasado/presente y la ficción/realidad.
“Mundo Grúa” un largometraje en blanco y negro realizado mediante un capital aproximado de cinco mil pesos en co-producción con Lita Stantic, y la participación de algunos actores, en su mayoría personas sin experiencia que venían de trabajos como “Negocios”, un corto de 17 minutos realizado entre fines de 1994 y principios de 1995, donde se puede encontrar con picardía al padre de Trapero, “Martín” el dueño del negocio y a un cliente amigo como Luis Margani – “Rulo”- que en “Mundo Grúa” continuaría la historia del trabajador inmerso en un contexto social desestabilizado por una política gubernamental neoliberal, transmitiendo la mala suerte y el sálvese quien pueda en el mercado laboral.
Y “Nómade” un cortometraje realizado especialmente para los festejos del Bicentenario argentino, a través de la Secretaria de Cultura de la Nación junto a la Universidad Nacional Tres de Febrero y la colaboración de la Asociación Argentina de Actores, el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina y la Sociedad Argentina de Autores y Compositores, que vuelve a representar el contexto desfavorecido, en esta ocasión de una deuda todavía no saldada a los pueblos originarios, especialmente a la comunidad Toba representada por “Tonolec”, sorprendiendo continuamente mediante una crítica a la sociedad actual con total libertad y originalidad por sobre todas las cosas, utilizando una especie de making off para volver a transmitir la similitud entre el pasado/presente y la ficción/realidad.
Trapero
logra moverse a través de una grúa y en el camino de tierra, puede hipnotizar y
trasladar al contexto de la problemática y así también profundizar y transmitir
la soledad, el malestar, la diferencia, la miseria y quizás la impotencia de no
poder hacer más. Un Tonolec caminando
solo, transmitiendo lo precario de su comunidad, la ignorancia social en
relación a la cultura nativa y un fondo… sin música, solo el silencio. Un Rulo sin
un peso en el bolsillo, con problemas de salud, dificultades en el trabajo,
rechazado y humillado por la ART, trasladado a 2000 Km de distancia para poder
sobrevivir con un trabajo y el recuerdo de su gloria como bajista de una banda
recordada, mientras de fondo los amigos cantan “No, no Pibe” un tema emblemático
de Manal y el rock nacional de fines de los 60.
En
estas producciones Pablo Trapero asombra y de una manera muy práctica con las
herramientas al alcance. Solo se trata de contar historias simples, de un modo
simple y con personajes creíbles.
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