viernes, 25 de marzo de 2011

Policías en Ficción


Si el objetivo del televidente es la información, se recomienda no prender el televisor. Miles de noticias y programas de interés social invaden la pantalla con sus intereses de por medio y logran reflejar muchas situaciones, pero no aún, la realidad, como suelen mencionar en sus titulares, sino la construcción de esa realidad que imponen desde un principio.
Como destaca Jesús Martín Barbero en Medios: Olvidos y desmemorias: “El tiempo de los medios comprime la información, la condiciona y la moldea de dos maneras. Primero, transformando el costo del tiempo en el medio en el condicionante decisorio de la estructura de los noticieros, lo que implica una perversión radical: ¡todo vale igual en un noticiero! […] la única clave de organización narrativa es el ritmo, ya que el ritmo visual importa mucho más que la espesa y cruda realidad del país. Y en segundo lugar, el tiempo condiciona la información moldeando su elaboración ¿Cómo se elabora hoy la información de los noticieros, especialmente en la televisión? Como un reality show, como un espectáculo. […] Lo que se elabora durante la preparación del noticiero no es su documentación y análisis sino su teatralidad, esa pequeña obra de teatro que hay que montar cada noche para que la gente no se pase a otro canal”.
De esta manera, la información/realidad y la ficción/teatralidad parecen ir de la mano en la actualidad de los programas televisivos de la Argentina. Hablar de los noticieros suele ser lo más fácil, práctico y visible en estas circunstancias, pero en el último tiempo se ha instalado un nuevo género televisivo llamado “docu-reality” que ha vuelto con el deseo violento de documentar una realidad de la que no se puede escapar. Policías en acción o antiguamente Policía Bonaerense pudo hacer eco de cierta realidad autorizada por el departamento de prensa del Ministerio de Seguridad, cuyo discurso llegó aproximadamente a dos millones de televidentes en todo el país.
En medio de la realidad, siempre se encuentra el entretenimiento. Ya no se trata de informar, solo de entretener y generar risas a través de una institución que ha perdido legitimidad en la sociedad y solo quiere parecer un buen amigo que ayuda a los desamparados, olvidados y marginados. Una buena conclusión al ver el programa sería “La policía hace su trabajo y no tiene una caja recaudadora alimentada por el narcotráfico, la prostitución, los desarmaderos de autos robados, el juego clandestino y los asaltos a bancos, por hablar sólo de los rubros mayores. Solo está para prevenir el delito y no para organizarlo”
El "docu-reality" fue y es un éxito. Desde su primer ciclo, en enero del 2004, con el nombre de Policía Bonaerense, el rating se mantuvo entre los más vistos de la grilla. Su estructura puede parecer simple: las cámaras recorren las localidades a bordo de patrulleros a la caza de realidades desoladoras revestidas con mucha gracia por sobre todas las cosas, y es un producto de Endemol Argentina que nació como un segmento dentro del recordado Kaos en la Ciudad. Por otro lado, el programa está inspirado en el histórico Cops (precursor en su género) de la televisión norteamericana, pero aún así mantiene diferencias tales como el eje central del programa, mientras en Cops se muestra el quehacer policial, Policías en Acción utiliza esta institución para poder mostrar historias de la sociedad.
La producción General de Endemol Argentina está a cargo de Martín Kweller, de 43 años y su familia es gente de televisión. Adolfo Kweller, padre de Martín, entró en ATC cuando Gerardo Sofovich era interventor del canal oficial, de la mano de su primo, Carlos Gaustein, actual director de contenidos de Canal 9. De esa relación nació Wainot, empresa bolsera de publicidad que compraba toda la tanda de ATC y luego revendía a otras agencias que buscaban pautar con el canal. Así mismo Martín Kweller, en el diario El Expreso que creó Sofovich, ocupó el cargo de director periodístico y también en la administración. Algo que no hizo del todo bien: el diario cerró en medio de un escándalo gremial. Cuestiones que no se terminan de saldar y continúan en sus nuevas producciones.
En algunas entrevistas e investigaciones se ha notado el temor que genera su persona en cada uno de los empleados de la productora. Existen múltiples situaciones de presiones laborales, bajos sueldos y problemas con el Sindicato Argentino de Televisión por el incumplimiento de las condiciones dignas de trabajo, con la que Kweller suele responder “'Con los costos que propone el sindicato no se puede hacer televisión”.
Un productor que participó en más de cien emisiones del programa, brindó en una entrevista para la revista Veintitrés, un testimonio que así describía el backstage del "éxito" de la TV: "Para un policía, detener a alguien que sale a los dos días no tiene sentido. Y la libertad se paga. Los que están en el delito siempre tienen más de tres mil pesos para la coima. Que se reparte sí o sí entre todos. Incluidos nosotros. Me han llegado a disparar 16 tiros desde la puerta de una casa sólo porque el móvil de la policía pasaba por ahí. Pero también filmé malos y falsos procedimientos, golpizas despiadadas a inocentes. Hay muchas filmaciones de policías plantando evidencias, como dejar un arma debajo de la ropa para dar una buena imagen ante la cámara para justificar un allanamiento. Presencié más de cinco muertes. Muchos chicos no resisten y quieren pasar a otras producciones. Luego de diez horas de guardia, de estar en plena noche en una de las villas más peligrosas del país, no te quedan muchas ganas de vivir. La cámara registra todo. Y cuando la copia llega a Endemol, el material fílmico quedaba en manos de la productora ejecutiva, que se ufana de tener en la videoteca de su casa innumerables actos de corrupción de la Policía Bonaerense".
Así mismo, dos empleados de Endemol, cuyos nombres, la misma revista, mantiene en reserva, hicieron con esas imágenes lo de siempre: “se las entregaron a la productora ejecutiva del ciclo, quien forjó un estrecho vínculo con Daniel Salcedo, (ex) el actual jefe supremo de la Bonaerense, a quien conoció cuando él se desempeñaba como titular de la Policía Científica, desde donde cooperaba con el programa habilitando casos bajo secreto de sumario. Por esta clase de favores, un plasma de 32 pulgadas habría llegado hasta la puerta de su domicilio”
Y además de la producción ejecutiva, hay un filtro de las imágenes que salen al aire, cuando se hace el pacto con el departamento de prensa del Ministerio de Seguridad que se encarga de revisarlas y autorizarlas. Esta es la cara de la Bonaerense que debe maquillarse para el espectador.
Policías en acción es un gran programa de entretenimiento para cada uno de los televidentes de este país. La clase media, baja y alta de la sociedad se ríe de los borrachines, las persecuciones graciosas, los fenómenos mediáticos que se generaron como “Peter de los Polvorines” con su “Espectacular ha ha ha ha” y el personaje de Chipy con su “¿y la moto? ¿Y candela?” que hasta filmó publicidades para Speedy de Telefónica, donde también Martín Kweller presenta un porcentaje en sociedad. Lo más triste de estas últimas situaciones es que aquellos personajes que aparecen en pantalla como la gente ante inconvenientes absurdos o dramáticos, la policía, los periodistas y camarógrafos son solo víctimas de un sistema que se les vuelve a reír en la cara. Si realmente fuese ficción y además no tratara de transmitir una realidad, quizá la risa podría tener mucho sentido, pero lamentablemente que dicha situación como lo que puede significar el compromiso de una institución que se encarga de cuidar de sus habitantes, se traslade al campo humorístico no tiene nada de gracioso. En todo caso sería el mejor humor negro del que nos podemos reír una y otra vez.


Fuentes:


Jesús Martín Barbero en Medios: Olvidos y desmemorias
Revista Veintitrés- 2008

http://noterodeapie.blogspot.com/2010/04/las-historia-de-martin-kweller-dueno.html

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